¡SE SUSPENDE EL SÚPER CLÁSICO ARGENTINO!


                  Estaba previsto que hoy, 10 de noviembre de 2018, se jugaría el partido de ida de la final de la Copa Libertadores entre el Club Atlético Boca Juniors y el Club Atlético River Plate; sin embargo, no contaban con la intensa lluvia que descendería sobre Buenos Aires, misma que inundaría la cancha, parte del estadio y las calles aledañas.


                  En vista de lo sucedido, las autoridades correspondientes decidieron que lo más oportuno era suspender el encuentro, tomando en cuenta diferentes factores: la integridad del jugador, el disfrute del aficionado, y la falta de condiciones óptimas en el terreno de juego (cabe mencionar que el balón ni siquiera botaba por la cantidad de agua que cubría parte el pasto).

                  Se ha reprogramado el partido para mañana a las 16:00 hrs (en Buenos Aires, Argentina –13:00 hrs para el centro de México– ), esto sujeto a lo que se dictamine en la reunión directiva que habrá unas horas antes del encuentro, a las 11:00 a.m., donde se analizarán tanto las nuevas condiciones climáticas como el estado de la cancha, con el fin de, en caso de existir una nueva suspensión del encuentro, evitar traslados en vano de la hinchada oro y azul.

                  Inevitablemente, estos hechos trajeron polémica: ¿a quién le beneficia la suspensión momentánea? ¿Realmente no se podía jugar? Por ahora los jugadores de Boca se dirigen a entrenar  para no perder el ritmo, ¿qué ocurre con los futbolistas de River? ¿A quién le pesa más psicológica y físicamente? Estas 24 horas más de espera ¿para quién es desventaja y para quién ventaja? Además, ¿qué ocurre con los aficionados extranjeros que viajaron para presenciar la justa y no pueden quedarse un día más?

Estadio Alberto J. Armando bajo la fuerte lluvia.
                  Desde mi punto de vista, la decisión fue correcta: las imágenes muestran claramente la inundación en la cancha, lo que habría mermado el juego, la estancia de los seguidores en las gradas, y propiciado una lesión en los futbolistas. Sin embargo, eso no exime el hecho de que la postergación beneficia, o perjudica, más a un equipo que al otro, ni tampoco hace de lado el resto de las interrogantes, con posturas divididas, creadas al respecto.


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