Hoy fue el regreso a
Laliga de los merengues y, aunque “por gracia divina” consiguieron el triunfo
que tanto les hacía falta, su juego no convence y se despiden ante chiflidos en
el Bernabéu.
En medio de la
crisis madridista, la victoria ante el Valladolid en la jornada 11 del torneo
era prácticamente una obligación; sin embargo, en estas instancias parece casi igual
de necesaria la aprobación de la afición que los tres puntos, la cual, a pesar
del favorable 2-0, no se va contenta del estadio, situación manifestada por
medio de constantes silbidos durante y al término el encuentro.
Pese a que ambos
equipos generaron jugadas de peligro, destacan dos disparos del equipo
visitante a los que el travesaño de Courtois “les dijo que no”, junto con un
par de jugadas claras que la misma escuadra falló frente a la portería. Además,
los merengues se fueron al frente en el marcador al minuto 82 debido a un
autogol provocado por Vinicius, mientras que el segundo tanto lo anotaron vía
penal desde los botines de Sergio Ramos. ¿Destino?, ¿suerte?, ¿mérito?
Sabemos que el fútbol
no es de merecer, gana el que "las mete", no siempre el que mejor juega, y sea como sea los blancos cumplieron con la encomienda:
sumar los tres puntos a como diera lugar. Es decir, se dio el resultado pero,
¿cuánto tiempo más esperaremos para ver al Madrid bicampeón de Champions?,
¿cuánto más se les permitirá jugar tan por debajo del nivel al que nos tienen
acostumbrados? ¿cuándo volverán a brillar sus estrellas en conjunto? Por ahora
el Real “respira”, pero la soga la sigue teniendo atada al cuello.

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